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Historia del Barrio de Palermo

El origen y el por qué del nombre Palermo al barrio no es del todo pacífico. Mientras algunos  preguntan si tiene alguna relación con la ciudad italiana, los posibles orígenes del nombre  se podrán buscar en Don Juan Domínguez Palermo, quien a principios del siglo XVII era el propietario de las tierras.

Como era muy común llamar a los lugares por las Iglesias que tenían o por los santos que se adoraban, otros vecinos sostienen que en realidad el barrio se llama así dado que en un oratorio se veneraba una imagen de San Benito de Palermo, por lo que los fieles solían decir que se iban a ver a Palermo. Sin dudas, este fue el barrio del restaurador de las leyes, Don Juan Manuel de Rosas. En un principio, fue el propietario de gran parte de estos terrenos (unas 540 manzanas). Fue en 1836 cuando se transformó en el privilegiado dueño de estos bellos parajes, donde decidió levantar su residencia oficial en lo que hoy son las actuales avenidas Libertador y Sarmiento.

 

Pero la historia tiene sus vueltas, y tras la derrota del tres de febrero de 1852 en Caseros, Justo José de Urquiza, el General vencedor, ocupó la residencia que sería luego, la sede de la Escuela de Artes y Oficios, del Colegio Militar y de la Escuela Naval.

 

En 1889 la casa del Restaurador era demolida por completo para dar mas aire al parque creado por Sarmiento, viejo enemigo político de Rosas.

En las que fueran las tierras del que supiera ser por varias décadas gobernador de Buenos Aires. el 11 de noviembre de 1875 se inauguró el parque Tres de Febrero (llamado así en conmemoración de la fecha de la batalla de Caseros)

 

Allí  se encuentra hoy el gran pulmón de Buenos Aires con 300 hectáreas entre la Avenida del Libertador, Salguero, Av. Rafael Obligado y Pampa se encuentran las maravillas de sus lagos y su verde, donde se suelen reunir el 21 de setiembre los estudiantes para festejar su día, mientras que las familias aprovechan el lugar para pasear por su hermoso terreno durante el resto del año.

 

Palermo durante mucho tiempo  pudo jactarse de sus carritos de la Costanera. Allí se encuentran importantes restaurantes   con una hermosa vista al río, donde  porteños y turistas disfrutan de bellas veladas y de la buena carne argentina.

 

También en Palermo está el Monumento de los españoles cuyo auténtico nombre es la Carta Magna y Las Cuatro Regiones Argentinas. Es obra del escultor Agustín Querol y Subirats y se la lama así por haber sido una donación de la colectividad española. Está ubicada Avenida Sarmiento y Libertador. Está construida con bronce y mármol, con el detalle final de la imagen que representa a la República.

 

En Palermo Chico está el llamado Barrio Parque, un lugar residencial   y bellísimo. Geográficamente se sitúa en la Avenida Figueroa Alcorta, entre Tagle y San Martín de Tours. Allí se pueden divisar   importantes hoteles y casas tipo duplex o triples con grandes comodidades.

 

También en Palermo encontramos al Museo de Arte Decorativo, que funciona en el que fuera el Palacio Errázuri, un exponente de la arquitectura borbónica que influyó gran parte de las construcciones majestuosas de la Buenos Aires de principios de siglo XX. Se la puede apreciar en la Avenida Libertador y Pereyra Lucena.

 

En el Museo de Motivos Argentinos José Hernández: Av. Del Libertador 2373, se pueden apreciar todas las colecciones que hacen a nuestras tradiciones, incluidas todas las traducciones del Martín Fierro.

 

La parte mas antigua de Palermo se la conoce precisamente como Palermo viejo y sus dimensiones llegan desde atrás de Plaza Italia, hacia el sudeste. Tuvo comienzos arrabaleros, dignos de las letras de los tangos y de la pluma de  escritores como Evaristo Carriego y Jorge Luis Borges.

 

Dentro de Palermo también encontramos un hermoso lugar, en la zona aledaña a la Basílica del Espíritu Santo, o "La Guadalupe". Fue diseñada por el arquitecto Juan Beckeert y está construida con mármoles negros que provienen de la mismísima antigua Opera de Viena, las baldosas son  alemanas, los vitrales franceses, y el resto de mármoles y maderas son argentinas de gran calidad.

 

Otros lugares de Palermo muy visitados son el Jardín Botánico en las Avenidas Santa Fe y Las Heras. Tiene más de 7 hectáreas de verde en plena ciudad y tiene en su inventario a mas de 7000 especies. Fue creado nada menos que por Carlos Tays.

 

En frente encontramos al Jardín Zoológico, conocido ahora como el Zoo de Buenos Aires, en las Avenidas Sarmiento y Las Heras. Fue creado por iniciativa del presidente Sarmiento. Desde la concesión a manos privadas, este legendario zoológico porteño recuperó el brillo de antaño con un cuidado profesional de los ejemplares que habitan en él. Entre las grandes peculiaridades que  se pueden visitar, están los tigres blancos, de los cuales hay menos de 200 ejemplares en el mundo. Además del impresionante cuadro de variedades de razas  que habitan en lugares donde se recrea su hábitat natural, el zoológico porteño presenta además espacios especialmente diseñados como ser  pabellón gótico de los osos, el palacio francés con sus techos de pizarra que alberga a los leones o los 1000 metros cuadrados, que reproducen un templo de Bombay  en donde evidentemente, moran distintos elefantes de la India.

 

En uno de los lugares mas importantes de la Ciudad de Buenos Aires, en las Avenidas Sarmiento y Santa Fe, se levanta la legendaria Sociedad Rural. Luego de que escrituraran las tierras donde está la Rural, esta sociedad emprendió un ambicioso proyecto edilicio, que permitió el desarrollo de diversos certámenes y exposiciones. A tal punto, que la última edición de la Feria del Libro se llevaron a cabo en su recinto. Pero sin dudas, lo mas famoso de la Rural es la muestra de ganadería del país. Suele hacerse entre los meses de julio o agosto y concurre gente de todo el país y del exterior. Allí converge lo mejor del campo donde se premian a los campeones del campo argentino.

 

 

Límites

El Barrio de Palermo se encuentra delimitado conforme lo dispone el artículo 1. de la Ordenanza N. 26.607, Boletín Municipal N. 14.288, publicado el 4 de mayo de 1972.por: La Pampa, Av. Pte. Figueroa Alcorta, Av. Valentín Alsina, Zabala, Av. Cabildo, Jorge Newbery, Cramer, Av. Dorrego, Av. Córdoba, Mario Bravo, Av. Coronel. Díaz, Av. Gral. Las Heras, Tagle, Vías del Ferrocarril Gral. Bartolomé. Mitre, Av. Jerónimo Salguero, Av. Costanera Rafael Obligado.

Emblema del Barrio de Palermo

El color verde y celeste es referencia explícita a lo que, se entiende, son los árboles y el cielo de Palermo. El Planetario representado revive el solar que ha sido cuna de la práctica de todos los deportes antes que ningún otro lugar de América latina.

La letra "P" presenta un ornamento fileteado de cuño porteño. El emblema posee un lenguaje heráldico que obliga a su lectura y al desciframiento, lo que es concebido como de alto valor educativo.

 Su autor es José Rodríguez, fundador y presidente de la Asoc. Vecinal Ravicon

Patrono de la ciudad de Buenos Aires

Cumpliendo con una antigua tradición, don Juan de Garay y los primeros miembros del cabildo, unos días después de fundada la Ciudad, el 20 de octubre de 1580, se reunieron para darle un santo como Protector y Patrono. La suerte recayó en San Martín. La historia que tiempo después fue pasando de boca en boca hasta el día de hoy es que los vecinos, al ver el nombre de un “santo francés”, se negaron a que fuera protector de una ciudad de las colonias españolas. Reiteraron la elección, y por tres veces salió el mismo nombre, considerando de esa forma que era Dios mismo quien quería ese santo patronazgo. Lo cierto es que desde el día de la elección San Martín de Tours pasó a ser parte importante de la historia y la vida de la Ciudad de Buenos Aires.

Martín de Tours, nació en Hungría hace casi 1700 años, allá por el año 316. Recibió su educación en Pavía, Italia, y aunque se sentía inclinado por la Religión, su padre que era tribuno militar, lo hizo entrar en la guardia imperial romana a la edad de 15 años, en la que sirvió a caballo, primero en Italia y luego en Galia (hoy Francia); de allí le vino el apodo de “Caballero”.

Cuando contaba con 21 años, un frío día de invierno entra la tropa romana a la ciudad de Amiens, Francia, y Martín encuentra cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto, diciéndole: "Hoy me cubriste con tu manto". 

Martín decide entonces dejar el ejército romano y servir a Dios, lo cual no puede hacer de inmediato, al negarle su licencia de retiro el emperador, el César Juliano. Cuando las legiones romanas se alistaban para entrar en combate contra los invasores bárbaros, Juliano pasaba delante de las legiones alineadas en perfecto orden, dando un incentivo económico a cada soldado. Aproximándose a Juliano, Martín le dijo: "Hasta ahora, César, he luchado por ti; permite que ahora luche por Dios. El que tenga intención de continuar siendo soldado que acepte tu donativo; yo soy soldado de Cristo, no me es lícito seguir en el ejército".

Juliano no permitiría entre sus tropas ni la deserción ni la disensión. Lo podría mandar a ejecutar, pero Martín era apreciado por los soldados y hacerlo bajaría la moral y ocasionaría descontento en la tropa en la víspera de la batalla, por lo que prefirió desacreditar a Martín diciéndole con voz potente: "Los bárbaros nos atacarán mañana y hemos de responder con contundencia, la seguridad del Imperio peligra. Tu actitud, querido Martín, parece que está más motivada por el miedo que por tus convicciones religiosas. Dices ser cristiano, es decir, cobarde. Tienes miedo de enfrentarte al enemigo".

Lleno del Espíritu de Dios, Martín respondió: "Mañana, al amanecer, cuando sitúes tus legiones en orden de combate, déjame en primera línea, sin armas, sin escudo y sin casco y me internaré tranquilo en las filas enemigas. Así te probaré mi valor y mi fidelidad y te demostraré que el miedo que tengo no es a morir sino a derramar la sangre de otros hombres".

Así se acordó. Increíblemente, por la mañana los bárbaros pidieron la paz y se rindieron. Las crónicas oficiales anotaron que los bárbaros no se atrevieron a enfrentarse a la pericia militar de Juliano. Pero algunos legionarios afirmaron que lo que realmente les espantó fue el haber sabido, gracias a sus espías, que los romanos estaban tan seguros de la victoria que había soldados que acudirían al combate sin armas. Juliano no tuvo más remedio que permitirle a Martín dejar la vida militar.

Inmediatamente después, Martín se bautiza y se une a los discípulos de San Hilario en la ciudad de Poitiers. Al cabo de unos años se retiró a una pequeña isla cerca de Génova, llevando una vida de silencio, oración, estudio de las Sagradas Escrituras, meditación y austeridad, como ermitaño. Pero San Hilario le pidió que regresara a Poitiers y allí San Martín fundó el primer monasterio que hubo en Francia, en la localidad de Ligugé. 

Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".

Un día fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, pero Martín, por humildad, se escapó y se ocultó en un escondrijo, pero fue delatado por el ruido de un ganso que no paraba de dar graznidos. Allí lo encontraron y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar. Por eso en algunas estampas se representa un ganso al lado del santo. Así, en el año 370 es consagrado obispo de Tours (Francia).

Uno de sus primeros actos fue fundar otro monasterio, el de Marmoutiers, que rápidamente contó con 80 monjes. Durante su ministerio en Tours luchó contra el paganismo, la adoración a falsos ídolos y contribuyó especialmente en la divulgación de la fe cristiana, aunque esto no siempre le fue fácil. 

Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia. Dice San Sulpicio, su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.

En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían seguir viviendo con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín, porque éste le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar: "Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué no he de soportar yo a este que me traiciona?".

Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque torturaban a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, no permitía la tortura.

Martín supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?". En respuesta, el santo mira hacia el cielo y ora: "Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehuso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar".

Pero Dios decidió que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra. Falleció en Candes, Francia, en el año 397, a la edad de 81. 

El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.

Es patrono de los soldados, tejedores y fabricantes textiles. Patrono de Francia, de Hungría y de las ciudades de Utrecht en Holanda y Buenos Aires, Argentina, entre muchas otras. En México, es patrono de Acayucan, San Martín Texmelucan y Tixtla de Guerrero. Santo muy venerado en todo el mundo, tiene bajo su patronazgo miles de parroquias a lo largo de Europa y América Latina

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